Cata Terán: Juventud femenina de Tucumán
Cata Terán: Juventud femenina de Tucumán
25/11/24, 5:00 p. m.
Cata Terán nos comparte su paso por La Nazarena, donde descubrió el amor, la sencillez y el valor de la familia.
Se terminó mi tiempo en La Nazarena, y sin dudas fue uno que no voy a olvidar, porque fue un “Kairos”, un tiempo de Dios. Entiendo que, desde el principio, fue Él quien me guió los pasos y me condujo hasta acá, y como siempre lo hace, me terminó enseñando muchísimo más de lo que me imaginaba recibir. Mi tiempo en La Nazarena fue uno de los regalos más grandes que me hizo Dios Padre en este último tiempo. Me trajo con la excusa de venir a hacer mi trabajo de campo para recibirme de Terapista Ocupacional, cosas académicas, pero me sorprendió con una intensa escuela de vida. Fue un tiempo en el que mi corazón se ensanchó de amor y aprendí sobre las cosas más fundamentales de la vida. Aprendí sobre valores, la sencillez de corazón, el trabajo en equipo, el compañerismo, la caridad, la esperanza y, mucho más importante, el amor y el valor de la familia. Desde el primer paso que di en La Nazarena lo sentí a Dios presente en cada rincón y me inundaba interiormente en cada respiración. Desde ese primer momento que llegué fui recibida con la calidez de los abrazos, que solo aumentaron en amor y en frecuencia a lo largo de este corto tiempo.
Es verdad que vine con mis objetivos y mi trabajo que cumplir, que no le quito importancia pero que, sin dudas, no fue lo mas importante de toda esta experiencia; sino que lo fue el amor que recibí en todas sus formas. Hoy me encuentro con un corazón que abunda en agradecimiento, porque es lo único que puedo hacer, dar gracias por haber sido testigo del testimonio de que hay un Dios vivo que habita y obra en lo profundo de cada una de las personas que me encontré en este lugar. Gracias familia por haberme hecho parte, por haberme dado un lugar en su mesa y en su corazón. Gracias por abrirme la puerta de su vida y ayudarme a cumplir mi sueño de recibirme; porque cuando lo logre sin dudas la victoria va a ser compartida con ustedes, que me dejaron entrar y aprender de cada uno.
Me llevo este tiempo como un gran tesoro; porque hay algo de este lugar que te transforma y yo creo que son las gracias que María que manda desde Su Santuario; así se siente, el cobijamiento, la transformación interior, y ahora también el envío a llevar todo lo que viví acá, a mi hogar y a mi mundo, para dar a conocer que existe un lugar que se vive como extensión del Santuario, con una gran tarea, una gran misión, y mucho más grandes los corazones.
Me voy con el profundo anhelo de volver, confiando que Dios así lo quiera, con mucho más de lo poco que pude dar. Gracias a todos por ser mi hogar mientras estuve lejos del mío.