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Mi Testimonio de Amor

Mi Testimonio de Amor

25/7/24, 10:00 p. m.

Martín Soros comparte su inspiradora transformación personal en La Nazarena.

La Nazarena me transformó

En agosto de 2022, tuve la gran bendición de ser voluntario en La Nazarena por un mes. No puedo explicar lo que experimenté. No solo descubrí los frutos de mi esfuerzo, sino que fui transformado interiormente a través de las relaciones que fuimos formando.

Descubrí mi vocación docente

"Profe, ¿nos das las tablas?" gritaban los chicos de primaria, inundando la oficina. Me pedían las tablas de multiplicación. “Si”, dije, “con la condición de que lo hagamos en orden”. Mientras entregaba a cada uno su correspondiente hoja de ejercicios, me reía en silencio. ¿Quién iba a pensar que las matemáticas darían tanta alegría a estos niños?

Recuerdo vívidamente como, casi todas las mañanas, esta escena se desarrollaba cuando llegaba a La Nazarena. Con los chicos de primaria, enfoqué mis clases de apoyo escolar en practicar operaciones matemáticas, como la multiplicación, y fortalecer la confianza en este ámbito. Con los alumnos de secundaria, enseñé clases de inglés, utilizando la plataforma Duolingo, entre otros métodos, para enseñar frases, palabras y estructuras básicas del idioma. Me alegró inmensamente el interés que muchos chicos tuvieron; en el almuerzo o en una pausa, me decían cosas en inglés para mostrarme lo que habían recordado de la clase.

Estoy eternamente agradecido a La Nazarena por ofrecerme la oportunidad de transmitir mi conocimiento limitado a los demás. Gracias a este centro, pude experimentar el extraordinario regalo de poder transformar las oportunidades que yo recibí en un don para ofrecer a los más necesitados.


Compartiendo desde el corazón

Cuando llegué a La Nazarena, descubrí que podía hacer un aporte valioso a los jóvenes. Propuse la idea de mirar episodios de “Los Elegidos,” una serie que narra la historia de Cristo a través de la vida de sus discípulos y ofrecer un espacio de reflexión. Me impactó la reacción. Los jóvenes estaban realmente interesados en el tema y muchos comenzaron a abrir sus corazones, hablando sinceramente sobre sus experiencias dolorosas y sus convicciones profundas sobre la vida y la fe. En este contexto, pude experimentar a otros que viven la fe de una manera distinta de la mía, un proceso enriquecedor y transformador.

Ser protagonista

Aquí en La Nazarena, ¿qué somos?

¡Protagonistas!

¿Qué significa ser protagonista?

¡Tomar responsabilidad por mi educación!
¡Conseguir un trabajo!
¡Apoyar a mi familia!
¡Tener confianza de que todo lo puedo lograr!

Después de cada clase con los alumnos de primaria, intentaba hacer este ritual, para reforzar la idea de que ser protagonista se origina en lo profundo del corazón de uno mismo. Hice lo que pude para asegurarlos que sus sueños se pueden hacer realidad, recordándoles que dentro de ellos ya existe una luz brillante que los impulsará a ser policías, profesores de educación física, enfermeros o veterinarios.

A través de estas simples acciones, aprendí mucho de mí mismo. Me di cuenta de que a pesar de la pequeñez de mi aporte, puedo servir y ver los resultados de mi humilde trabajo. Sobre todo, sé que lo puedo hacer con alegría. Comprendí mejor lo que significa escuchar, servir sin condiciones y poner las necesidades del otro antes de las mías. Todavía tengo mucho que aprender a medida que voy creciendo, pero sin dudas esta experiencia ha nutrido mi camino vocacional y mi desarrollo personal, a tal punto que diariamente me pregunto: ¿cómo puedo dedicar mi vida a ayudar a los más necesitados?

La Nazarena para mí

Me alegra tanto que en una zona con tantas dificultades y necesidades no cubiertas, un proyecto tan simple pueda ser un instrumento tan eficaz para que surja el potencial dentro de las personas, y así puedan salir de la pobreza material y espiritual.

La Nazarena es más que un centro. Es una familia. Todos tenemos un don para ofrecer al mundo. La Nazarena impulsa a cada niño, madre, padre y adolescente a descubrir este regalo y brindarlo a la comunidad. De la mano de Jesús y María, cada miembro es valorado y formado para ser protagonista del cambio de su vida. Sin dudas un día volveré a abrazar a esta comunidad única.

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